Descripción
Este trabajo publicado por primera vez en 1992, y luego en 2016 por La Joyita, presenta dos poemas-documentos sobre un mismo escenario en diferentes épocas; uno de ellos es publicado en 1992 -Santiago Waria-, y el segundo es inédito: Santiago Rabia (2016).
El gesto de definir Santiago como “waria”, desde la lengua mapuzungun y no titularlo Santiago City con el vocablo anglosajón, apunta a una realidad de ciudad mestiza, más nativa que extranjera, por la constante—y algo vergonzosa—admiración chilena por todo lo que proviene de Estados Unidos o Europa. En el uso de “waria”, Hernández toma como referente lo nuestro, la mezcla, esa que se ve por las calles de la gran urbe.
La hablante de “Santiago Waria” deambula por una ciudad sucia, contaminada, que se encuentra en constante cambio, borrando el pasado y construyendo un presente sin identidad. En ese vacío apela a la desoladora falta de memoria. El poema trae consigo a los muertos en dictadura, como Lucho Durán, desaparecido en 1974 y la referencia a Jecar Neghme (¡Jecar Vive!), asesinado por la CNI en 1989 —un par de años antes de que Hernández terminase de escribir este poema. Pese al reconocimiento a los muertos del régimen, el poema expresa repetidamente que “no pasa nada”, es decir, establece la consigna de la impunidad.